Nos fuimos al mar. El mar en invierno tiene un perfume especial, una energía y una fuerza que libera hacia el infinito. Para llegar hemos atravesado el vértigo horizontal de la Pampa con el horizonte a 360 grados. Pasamos del sagrado a lo profano con el infaltable mate, hasta a un bosque inventado con duendes que venden golosinas prohibidas. Y finalmente hemos respirado el azul océano, con otro vértigo de infinito pensando que derecho, adelante de nosotros no hay que mar, mar, y…