Las cerezas y yo
La torta de cereza, o como una de las cosas más ricas de la naturaleza termina dentro de un pastel.
Soy una persona perezosa, le confesé muchas veces, y esta pereza también se nota también en la elección de la fruta: amo las cerezas. Sí, porque ¿donde se encuentra una fruta rica que no hay que pelar, cortar, trozar? Sólo las cerezas tienen este requisito: la bondad pura con cero esfuerzo. Solo hay que lavarlas y tener el cuidado de escupir el carozo, y final de la historia. de aquí mi amor loco por ciligie.
Como conté en este blog, mi madre y mi padre plantaron árboles cuando se decidieron que la vida agitada de la ciudad ya no era adecuada para el ritmo tranquilo de los años que corren rápido y se mudaron al campo.
Cada miembro de la familia tiene su árbol, yo tengo un almendro, mi hija un cerezo mítico, que es tan generoso que mi madre aprendió a hacer kilos de mermelada de cereza para familias enteras y amigos, a hornear clafoutis como si no hubiera mañana, a preparar muffin con cereza, tartascon cerezas, licor de cereza y torta con cerezas. Las cerezas por supuesto son orgánicas y a KM -O. La ironía del destino decide que nunca estamos en el campo cuando es temporada de cerezas. Por suerte, nos consolamos con higos de agosto y mermelada de cerezas.
Con este cerezo mi madre también tramanda la tradición de las campañas alrededor de Pesaro por la cual cuando nacia una hija se plantaba un árbol de cerezo y con la madera se hacía el mobiliario, que consistía en un pequeño armario, el cabecero de una cama y dos mesitas de luz.
¿Qué más se podría pedir un a árbol y a sus frutos?
¿Tal vez la belleza? Yo diría que la cereza es también la belleza pura.
Como todos saben que la delicada cultura japonesa de la belleza de los cerezos ha hecho un ritual, el Hanami, por lo que se puede admirar la floración de estos árboles con flores hermosas que celebran la belleza, frágil y efímera, pero que se renueva cada año en un ciclo eterno.
La receta viene del libro “Los postre bajos en calorías” de Josiane Mongeot publicados por Fabbri en 2003
- 500 g de cerezas
- 1 huevo
- 2 claras de huevo
- 50 g de azúcar
- 80 g de harina libre de gluten MIX C de Schär
- 50g de mantequilla
- 100 g de queso fresco de crema (tipo Quarck)
- La ralladura de medio limón
- 1 cucharada de semillas o aceite de cacahuete
- una pizca de sal
- azúcar glas para espolvorear el pastel
- Lavar las cerezas y quitar el tallo y los carozos. Queriendo hay una herramienta especial para sacar los carozos, pero se puede hacer muy bien como las manos.
- Calentar el horno a 230 grados.
- Derretir la mantequilla.
- En un bol, mezclar las claras de huevo y el azúcar y la sal y batir bien hasta que la mezcla sea ligeramente espumosa.
- Añadir la harina y mezclar bien para no dejar grumos. Unir la mantequilla y mezclar bien y luego agregar el queso y batir hasta que la mezcla esté liza y homogénea.
- Engrasar un molde de 20 cm de diámetro con el aceite cepillando bien todas las superficies.
- Cubrir la base con las cerezas.
- Verter sobre la mezcla de huevo y queso y cubriendo toda la superficie.
- Hornear en un horno caliente durante unos 40/45 minutos, si ven que la superficie se quema bajar el horno a 200 grados y cubrir la superficie con un papel de aluminio.
- Una vez cocido, dejar que el pastel se enfríe, desmoldar y luego espolvorear con azúcar en polvo
Espere hasta que el pastel se enfríe antes de desmoldarlo
Necesitan un molde con la base desmontable de 20 cm.
PD: este post tien un sponsor, es Dr. Schär.
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