Cuando se vive, o simplemente se viaja, en el extranjero, el ejercicio mas común es tentar de entender como “es” este “otro” con que nos relacionamos-enfrentamos todos los días.
El “otro”, normalmente, pasa de ser ser interesante, fascinante a detestables, insoportable en instantes con la agitación de una mezcla explosiva de amor rechazo nostalgia fascinación competición. Y el análisis de las costumbres, de los códigos, de los valores, consuma una gran parte de las energías mentales que en vez de suspender el juicio se esmeran en una comparación constante que termina casi siempre en una repetición de lugares comunes. Es un mecanismo que funciona hasta en las mentes mas abierta y cosmopolitas. Me ha tocado escuchar argentinos que frente del Duomo de Milán me han dicho: “Pero la catedral de Lujan es mucho mas grande!” y italianos me han dicho paseando por Buenos Aires: “Y pero esto se parece a Palermo” (y le conteste´: estamos en Palermo!).
Bueno, un día paseando en una de las magnificas librerías que hay en Buenos Aires me choqué con este libro:
“Porqué a los italianos les gusta hablar de comida” de Elena Kostioukovitch, que es, para hacerla corta, nada menos que la docta traductora de Umberto Eco al ruso, y el mismo Eco ha escrito la prefación al libro. Así que viviendo en un lugar “ajeno” y confesando mi mala costumbre de poner bajo la lupa el “otro” me dió gana de saber que piensa el “otro” de algo que me pertenece, el ser italiana.
Y, ademas, leerlo en castellano me dió un mayor sentido de ser en el lugar del “otro”.
La cosa que mas ha llamado la atención de la autora es esta pasión de los italianos para la comida y sobre todo el hablar sobre comida con detalles técnicos y sutiles.
El “compagno della mia vita” (lo escribo en italiano pues me dijeron que la traducción castellana suena un poco autopía revolucionaria de los años ’70), me contó que cuando vino a Italia, una de las primeras veces, se juntó con un grupo de estudiantes universitarios que, no solo empezaron a preparar la comida , si no que también empezaron a discutir sobre el rol del queso parmesano en la salsa de tomate y sobre el tipo correcto de pasta para usar con dicha salsa. Se quedó asombrado: como es que chicos de poco mas de 20 años le prestaban tanta atención a la comida? Si lo quieren saber lean este libro delicioso que los llevará a pasear por toda Italia geográficamente, historialmente y culturalmente y descubrirán 28 maneras de guisar carne, pescado, huevos y verduras, 27 salsas y jugos para pasta (solo los clásicos, por supuesto), y 8 paginas y media de combinaciones de formatos de pasta y salsas (pobre nosotros los celiacos…sigh).
Lo que puedo anticipar es que mucho de esto hablar de comida tiene que ver con la identidad y con el pertenecer a una comunidad.
Por lo tanto es muy aconsejable a todos los argentinos de origen italiana (que no son pocos) aunque en realidadtambién aquí en la Argentina se habla de comida (sin la obsesión italiana), y el tema pasa por una cuestión de etnia: la pasta y la pizza de los italianos, el pescado de los españoles, lo knishes y preztel de los judíos, la pastelería de latradición alemana o inglesa, los guisos y las empanadas de los criollos hasta terminar todos al lado del fuego con un rico asado y una buena copa del excelente vino argentino.
Por lo tanto es muy aconsejable a todos los argentinos de origen italiana (que no son pocos) aunque en realidadtambién aquí en la Argentina se habla de comida (sin la obsesión italiana), y el tema pasa por una cuestión de etnia: la pasta y la pizza de los italianos, el pescado de los españoles, lo knishes y preztel de los judíos, la pastelería de latradición alemana o inglesa, los guisos y las empanadas de los criollos hasta terminar todos al lado del fuego con un rico asado y una buena copa del excelente vino argentino.
Ultima cosa: en la portada está la foto del Posto di Conversazione (Lugar de conversacion) que es uno de mis restaurante favoritos en Milan…pequeña nota nostalgica.
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